Nunca nos acostumbramos a no significar nada para alguien.
Pero siempre es más terrible significar mucho, desde luego.
No hay que esperar nada, nunca nada. Pero allí seguimos, esperando. Esperar, no cansarse de esperar nunca.
No leas entre líneas, no hay nada que leer. ¿Qué quieres que te diga?, ¿que estoy triste?. No lo estoy. ¿Que estoy taciturna? No, no lo estoy, ¿Que no tengo ganas de hablar?...
Hablar sola es peligroso para la salud, y queda muy mal, y ya sabes lo importante que es la opinión de los demás para mí...
Estoy cansada de que me arañéis el relato de mi vida quienes sólo tenéis muros levantados, que acudáis como vampiros sedientos a conocer los detalles del atropello, programas morbosos buscando detalles del desastre.
Quereis saber cómo está él, y cómo estoy yo, pero en el fondo os da igual el diágnostico, queréis ver enterito el capítulo de House, con su traqueotomía, y sus desfibriladores y la micodina que llevo ahora en vena... Lobos hambrientos de emociones ajenas.
Son las seis de la madrugada. No me imagines con vino. No me imagines. No existo. No soy de carne y hueso. Soy Amaranta Buendía. ¿No querías saber mi nombre de pila desde hace más de dos años?. Es éste.
En esta historia de bites sólo hay dos reglas. Se escribe cuando apetece y se cuenta en la misma medida que se pide.
La primera regla la llevas a rajatabla... la segunda.... ni existe....
Yo me salto las reglas, y falto a mis promesas. Desde luego. Bien es cierto, si tú lo dices...
Sólo esta pseudoliteratura me salva y me da las las alas que me faltan. Quieres que hable, y que te cuente..
jajajajajajaja.
Reproches, que asco, verdad, ya sabes, las mujeres somos todas iguales, no te engañes. No devuelvas la que tienes, ni siquiera las etiquetas nos distinguen. Somos como malas sangrías de guiris.... todas iguales...
El problema es que ya no me importa qué hiciste ni con quien estuviste, ni siquiera en donde... datos que preguntaste, exigiste y buscaste sobre mí ¡qué gracia a estas alturas!
El problema es que no sé de qué color es el papel de tus paredes, ni si tienes escaleras, ni si tu dormitorio es alegre o lo ha decorado ella finalmente.
El problema es que me han sustituído muchos kilos de pintura y mortero, y eso, resulta poco excitante...
El problema es que ha dado lo mismo que hubiera ADSL o que no lo tuvieras.
El problema es que dices demasiadas veces "podrás perdonarme"
Autora : Mme. Pompidou
4 comentarios:
Gracias cariño, muchas gracias...
mi cómplice..
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Se cierra la puerta. Un portazo basta.
Un abrazo,
Laura
Excelente diario cómplice.
Efectivamente el problema es siempre algo parecido a esa rutinaria repetición de petición de perdón.
Borrón y cuenta nueva.
Gracias por el relato.
Estupendo micro relato Mme Pompidou, y realista como él solo. El problema es la toma de decisiones... Me ha encantado.
Besos
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