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sábado, 27 de febrero de 2010

A LA LUZ DEL FLEXO







Nunca debí escapar de sus brazos, ni marchar de esas manos que me entendían y sabían acariciarme como yo quiero, nunca debí huir de aquél que me supo valorar. Pero así soy yo, siempre tan valiente y sin miedo a nada. Quería probar emociones nuevas y un nuevo estilo más acorde con estos tiempos, el viejo ya me tenía aburrida siempre empezando cosas que nunca llegaba a terminar. Una se cansa y se deja llevar por el instinto, por el primero que pasa y te engatusa con sus ganas de tocarte. Me olvidé del pasado, de todos los sentimientos y despojada de ellos aposté por una nueva vida con la promesa de nunca más volver la vista atrás. Después de todo, el cementerio está lleno de estatuas de sal demasiado sentimentales. Yo sólo pensé en avanzar, avanzar y seguir avanzando al ritmo que marcaba mi nuevo dueño. Seguí avanzando ciegamente hasta tropezar con el día de hoy que me encuentro aquí conmigo misma, pensando si realmente todo esto ha servido para algo o simplemente ha sido pura autodestrucción. Mientras mi amante anterior se acercaba a mí con suavidad, éste me posee brutalmente… aunque yo no quiera. Mientras uno me acariciaba con delicadeza, éste me pulsa a golpes, me aporrea y me maltrata. Esta noche, a la luz del flexo, sólo soy una vieja y seca máquina de escribir de segunda mano soñando con que regrese mi antiguo poeta.


Autor: Marcos Callau Vicente


sábado, 13 de febrero de 2010

EL ERROR DE MARCIAL BLANCO





Ayer murió Marcial Blanco. Si algo puedo decir de él – y le conocía bien-, es que era un escritor frustrado. Aún más exactamente era un no escritor. Marcial tenía fe en la escritura. Creía que las palabras podían generar mundos paralelos y sin control. Pienso muchas historias, decía él. Cada minuto cantidad de pensamientos pueblan y despueblan mi mente. Le hubiera gustado comunicarlos. Pero no se atrevió nunca a escribirlos porque era un hombre temeroso. Sobre todo temía la muerte. Así que nunca escribió ni una sola palabra. Sin embargo, hoy ya sé que no tenía razón. Si la hubiera tenido Marcial Blanco no se hubiera muerto tan joven. En realidad, no se hubiera muerto nunca.



Autora: Luisa Miñana



sábado, 6 de febrero de 2010

EL TREN DE LA ...







Quería hacer muchas cosas, tal vez no podría todas, pero cuantas más hiciera mejor, el viaje era muy largo y el tren comenzó su trayecto con mucha lentitud, podía recrearse admirando el paisaje, la luna, las estrellas...
Sin saber cómo, y sin ser consciente del tiempo transcurrido, se encontró de pronto en un tren de alta velocidad, vio que faltaba poco para llegar al final del viaje, no había hecho nada, o casi nada, de lo que tenía programado, ya no había vuelta atrás, había perdido todas las oportunidades, sintió una gran desesperación y deseó llegar cuanto antes a su destino, cerró los ojos y saltó del tren cuando éste había alcanzado la máxima velocidad.


Autora: Luna Domingo




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