Ella le pidió a él, como una prueba de amor, palabras que nunca le hubiera dicho a nadie.
Él las buscó durante varios días y en todas las noches que pasó en blanco, hasta que consiguió encontrarlas. Pero no se las dijo.
Poco a poco, el silencio se fue instalando entre ellos, separándolos.
Aquello que él no quiso decirle era lo único que jamás le hubiera dicho a nadie.
Autora: Ana Tortosa
1 comentario:
El silencio gana a menudo la partida. Y es una pena.
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