Primer intento: No se esmeró lo suficiente, se apoyó en su trayectoria y se dejó mecer por ella. Falló.
Segundo intento: Decidió esmerarse más pero su intento fallido ya formaba parte de su trayectoria, volvió a fallar por falta de fe.
Tercer intento: Dos meses después, digeridos los intentos fallidos, se hizo la luz, finalmente comprendió las razones de sus fallos. Sólo entonces ganó.
Ella, con el pelo alborotado, lo miró a los ojos y sonrió feliz, por fin se sentía comprendida.
Autora: Andrea Paparella
1 comentario:
Esta entrada me gusta muchísimo, besos Andrea
Publicar un comentario