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viernes, 15 de mayo de 2009

UNA NUEVA OPORTUNIDAD







Un viento frío sacudía las calles de la ciudad por las que avanzaba un hombre con la cabeza hundida en el abrigo y baja la mirada. De este modo fue incapaz de ver como la mujer de sus sueños pasaba a su lado. Aunque sí reparó en un guante caído sobre la acera. Lo tomó en su mano con suma delicadeza recreándose en los vivos colores que lucía.
- Disculpe, se me ha debido caer del bolsillo - acertó a escuchar justo antes de perderse irremediablemente en una cálida sonrisa.





10 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace tiempo a las mujeres les enseñaban que una forma de decirle a un caballero que querías conversación (y/o algo más) era dejar caer algo...que si era educado lo recogería del suelo y ese era el momento de iniciar el cruce de miradas y de sacar la mochila de la coquetería.
Yo lo viví de oidas y no es lo mismo, al educarte de otra forma te cuesta renunciar a decir lo que sientes ¿y si al individuo lo único que le pasa es que es despistado?.
Bueno, yo de momentos no entiendo, no voy a criticar ningún método de conseguir algo que se desea, el deseo-más en el terreno sexual- justifica cualquier método, por mediocre que parezca.

Besos

Doberka dijo...

Qué bueno...el texto y...tener una segunda oportunidad cómo la descrita en este precioso micro relato, Raúl. Estupendo.

Besos

Laura Gómez Recas dijo...

"La mujer de sus sueños" es mucho más importante que cualquier cosa. Este es el momento crucial de su vida y no se da cuenta.
Menos mal que ella sí se dió... Creo...

Sensacional. Todos tenemos momentos críticos como éste.

Laura

39escalones dijo...

Lo importante, como siempre, es lo que piense ella. ¿Y si él no es el hombre de sus sueños? Quizá el guante decidió por ella.
Abrazos sendos.

ybris dijo...

Hundir la mirada es el mejor modo de no darse cuenta del encuentro con nuestros sueños.
De todos modos, recoger el guante que cae de ellos nos deje el sabor de una sonrisa.
Dudo de que eso sea suficiente.

Precioso relato.

Abrazos.

irene dijo...

Hay que estar alerta, nunca se sabe cuando se cruzará en tu camino la mujer, o el hombre, de tus sueños.
Besos.

Marcos Callau dijo...

Un principio deliciosamente desolador la imágen de ese hombre caminando con "la cabeza hundida en el abrigo". Siempre irremediablemente se pierden en una sonrisa. Muy bonito.

CANTACLARO dijo...

¡Qué buen relato!

Saludos,

Ana Lucía

Amaya dijo...

Quizás no vió a la mujer de sus sueños pero, de alguna manera la sintió a su lado... y ambos lo supieron. Precioso

Carlos dijo...

otra oportunidad,bien por el.... algunos no la tienen

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