Había fantaseado tanto con aquel encuentro, pero nada fue como ella había imaginado, nunca la vida estuvo a la altura de sus sueños. No se paró ni a pensar ni a lamentarlo -¿para qué?- abatida y conformada, se levantó despacio, se dirigió a la entrada, abrió la puerta y se marchó.
Autor: Pilar Aguarón
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