Vivo en un ático, mi puerta queda frente a la escalera que conduce a la azotea. Lavo a menudo y subo a tender allí, siempre que el tiempo lo permite.
Como trabajo en el turno de tarde, tiendo por la mañana y recojo la ropa por la noche.
Quedo con el vecino del bajo, vicepresidente de la escalera, hacemos el amor en el descansillo. Al terminar pliego la ropa, la dejo en el cuarto de la plancha y me acuesto a dormir con mi marido. Recientemente la empresa me mandó a Murcia, a un cursillo, mi marido esperaba impaciente mi regreso, coincidía con nuestro décimo aniversario de boda. Nada más llegar me vendó los ojos, a oscuras, me condujo de la mano para mostrarme ilusionado una doble sorpresa: había mandado cubrir la terraza de nuestro piso y adquirido una secadora. No habrá más aniversarios, me separo.
Como trabajo en el turno de tarde, tiendo por la mañana y recojo la ropa por la noche.
Quedo con el vecino del bajo, vicepresidente de la escalera, hacemos el amor en el descansillo. Al terminar pliego la ropa, la dejo en el cuarto de la plancha y me acuesto a dormir con mi marido. Recientemente la empresa me mandó a Murcia, a un cursillo, mi marido esperaba impaciente mi regreso, coincidía con nuestro décimo aniversario de boda. Nada más llegar me vendó los ojos, a oscuras, me condujo de la mano para mostrarme ilusionado una doble sorpresa: había mandado cubrir la terraza de nuestro piso y adquirido una secadora. No habrá más aniversarios, me separo.
Autora: Arqui-loca
¡Buena elección!. Además el regalo de aniversario no me parece apropiado.
ResponderEliminarAlgunos no se dan cuenta de lo que verdaderamente precisamos -o no precisamos-.
ResponderEliminarUn relato corto pero intenso. Sigue con tus relatos y déjame disfrutar de ellos.
La ironía es de lo mejor en un texto corto, sobre todo, aliñada con el matiz del cinismo. Dibuja una sonrisa casi amarga en el lector.
ResponderEliminarAgri-dulce. O, casi todo agri... o.
Un abrazo.
Laura
Abrazos dulces a los cuatro. Hay sitios muy acogedores en los que resulta más fácil perder el miedo a la primera vez.., gracias.
ResponderEliminarAlgo me dice que el regalo de la secadora no es casual... Probablemente ya no tenían que haber llegado a este aniversario.
ResponderEliminarMuy bueno
Tan irreal como es irreal la vida misma... Muy buen relato, amiga...
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