sábado, 3 de julio de 2010

CRUDA REALIDAD





Paseaban por la playa y la vi, hacía más de dos años que no sabía nada de ella, éramos jóvenes, fue una decisión mutua y con toda seguridad equivocada, los seguí, entraron en una pequeña tasca, se quedó sola en la barra y me puse cerca de ella mirándola con insistencia, ella lo intuyó y volvió la mirada hacia mí, desafiante, le sonreí preguntándole, ¿no te acuerdas de mí?, sus ojos me miraron con estupor, interrogantes, sólo unos segundos y sonrió, ¡eres tú!, no te reconocí sin la barba.
A los pocos minutos salió él, nos presentó a los dos, nos saludamos, y me fui.
Apenas me dio tiempo a preguntarle por nuestro hijo, sólo me dijo que estaba bien. No volvimos a vernos nunca más.

Manuel.


Autora: Luna Domingo



3 comentarios:

  1. Dentro de lo triste de ese encuentro inesperado, tardío y único queda el único consuelo de que el hijo de esa mutua decisión equivocada estaba bien.

    Enhorabuena por el relato, amiga.

    Besos a ti y un abrazo a Fernando.

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  2. ... nunca más...

    ese final cierra el texto como una losa. Puede que haya momentos en los que la vida se equivoca, lapsus dentro del argumento en el que vivimos, que no tendrían que haber pasado. Sería mejor que no pasaran porque no tienen ningún sentido.

    Un abrazo,
    Laura

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  3. Un final desolador en el que, al menos, brilla el consuelo de ese hijo en común. Enhorabuena por el relato.

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