Llovía con furia desde hacía unos minutos y casi fue un alivio parapetarse en aquella gasolinera.
El bajó del coche, se puso los guantes de plástico y comenzó a llenar el depósito mientras yo buscaba la tarjeta en mi monedero.
Con ella en la mano y memorizando el importe me acerqué a la caja del establecimiento.
Cuando la dejé junto a mi DNI sobre aquel mostrador atestado de chicles, caramelos de regaliz y reclamos varios no pude evitar reparar en esto: VALIDA HASTA 03/12
Por un momento sentí el inquietante vértigo de lo incierto.
El bajó del coche, se puso los guantes de plástico y comenzó a llenar el depósito mientras yo buscaba la tarjeta en mi monedero.
Con ella en la mano y memorizando el importe me acerqué a la caja del establecimiento.
Cuando la dejé junto a mi DNI sobre aquel mostrador atestado de chicles, caramelos de regaliz y reclamos varios no pude evitar reparar en esto: VALIDA HASTA 03/12
Por un momento sentí el inquietante vértigo de lo incierto.
Autora: Lamima
6 comentarios:
:) ¿Quién no ha tenido alguna vez esa sensación que eriza la piel y atesta de adrenalina el cerebro?
Un abrazo,
Laura
Es curioso como algo cotidiano nos hace pensar a menudo en esa incertidumbre. Confieso que me ha pasado más de una vez. Por cierto, la última vez que visité un pueblo desconocido fue hace pocos días y en él me olvidé la tarjeta, así que este relato ha tenido cierta ironía para mi. Gracias, un abrazo y encantaod de leerte.
Que gusto estar aquí..
Todo caduca.
Abrazos sendos.
Es una sensación muy extraña, por un lado pienso, llegaré a esta fecha, y por otro me digo, hasta un trozo de plástico tiene su final.
Aprovechemos el presente para utilizarla y para vivir.
Me hubiese gustado conocerte Lamima.
Besos.
Tantas veces pasa eso en tantos momentos...
Y más cuando los años pesan.
Porque entonces el permiso de conducir acorta plazos y el DNI se vuelve definitivo.
Paso tarde pero no con menos entusiasmo, Inma. Me ha gustado.
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