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domingo, 14 de junio de 2009

DIGNIDAD






- ¡Dignidad!
La palabra rebotó en las paredes desnudas de la celda. Un rayo de sol iluminó su rostro. Sucio, arrugado, casi tapado por el revoltijo de la barba. Un halo casi divino se apoderó de él y así lo percibieron los otros.
La escena se rompió cuando una nube eclipsó el sol y la sombra, como una amante insatisfecha, volvió a abrazar su figura. Todos a una se tiraron al suelo para recoger los mendrugos y la escudilla con agua sucia. A codazos se abrieron paso hacia el alimento. En aquel momento habían desertado del compañerismo que, hacía cuatro días, les había convertido en héroes. Querían comer…
Sólo él se mantuvo en pie, mientras el silencio de su alma se vaciaba en su mirada. Se dio la vuelta y lloró.


Autora : Laura Gomez Recas




5 comentarios:

Marcos Callau dijo...

Se mantuvo en pie y se convirtió en héroe, al menos, para sí mismo. Me ha gustado especialmente cuando la nube eclipsa al sol y cómo describes a la sombra como una amante insatisfecha abrazando su figura. Precioso.

Laura Gómez Recas dijo...

Gracias, Fernando, por el mimo a nuestros textos.

Éste fue un juego: la palabra clave era "dignidad" y la escena apareció en mi cabeza. Sólo tuve que escribir...

Laura
(Gracias por tu comentario, D.A.)

ybris dijo...

Qué fácil es perder la dignidad.
Sólo los auténticos héroes prefieren el hambre y hasta la muerte antes que perderla.
Sobre todo esa dignidad que jamás daña a nadie.

Enhorabuena por el relato, Laura.

irene dijo...

Una palabra que encierra mucho, aunque parezca muy drástico, en ocasiones es más digno morir, que seguir viviendo según como y para qué.
Un beso, Laura.

Doberka dijo...

Lagrimas de soledad y una mirada digna. Un verdadero héroe. Un gran micro-relato, Rosa. Dignísimo.

Besos

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