A Teresa aquella página obstinada se le resistía, demasiada vida, demasiados recuerdos. Las yemas de tres de sus dedos parecían haberse fijado al papel como si de algún extraño conjuro se tratase. Pasó tres largos años llena de limitaciones, sus dedos fundidos con su pasado. Finalmente decidió cortar por lo sano y la pasó, al fin y al cabo se podía vivir con tres dedos menos.
Autora: Isabel González
Las páginas de la vida, las más duras de pasar pero para continuar con el libro de los días hemos de seguir construyendo. :-)
ResponderEliminarUn saludo.
a veces es lo mejor sacrificar tres dedos y ganar el resto del cuerpo. Pasar página siempre tiene un peaje,no todos son capaces de pagarlo.Dicen que merece la pena.
ResponderEliminarExcelente texto, muy bueno...
ResponderEliminarUna visión muy ácido pero poderosa, con halos borgianos.