sábado, 16 de abril de 2011

SOLOS



La busco al inicio de cada primavera. Llego aquí cada día y la observo. Aparece detrás del cristal de su ventana y se queda quieta para no asustarme. No sabe que nunca me iría, ni aunque hiciera un gesto brusco, ni aunque subiera el volumen de la música que escapa fuera cuando abre de par en par las tardes de verano. Me mira y hago como que estoy distraído, pero yo también la miro de reojo. Me gusta su pelo. Me recuerda a un buen nido. Siempre hay un instante en el que nos encontramos, en ese punto preciso en el que se cruzan nuestras miradas. Ella pensará que parece que la miro. Apenas sabe nada de mí. Hoy sabe algo más. Sabe que he venido solo, por primera vez en todos estos años, y por eso aún sigue ahí: para acompañarme. Apenas sé nada de ella. Hoy sé algo más: está sola por primera vez en todos estos años. Como yo. Lo noto en su pelo descuidado y en sus ojos tristes, y en que intuyo que no se quitará de la ventana hasta que yo me vaya. Ni un segundo antes. No quiero irme, pero la noto cansada. Vuelo lejos de ella y me llevo su soledad. Ella se queda con la mía. Mañana ya no estaremos solos.

Autora: Ana Tortosa






No hay comentarios:

Publicar un comentario