Nunca tuvo el valor de echarle de menos.
Ni entre las sábanas tibias donde apenas se demoraba después de que él las abandonara.
Y no le echaba de menos el domingo.
Ni el jueves por la tarde.
Ni el martes, aunque lloviera.
El lunes lo llenaba de todo menos de él.
El sábado olvidaba encender el móvil.
El viernes estaba demasiado ocupada como para hacerle un hueco a su ausencia.
El miércoles lo vaciaba cuidadosamente de recuerdos.
Pero un domingo cometió el error de quedarse un rato más en la cama después de su partida, y de buscar el rastro de su olor. Ese lunes ya no pudo llenarlo con nada. El martes, aunque no llovió, pensó en él. El miércoles se acordó de sus besos. La tarde del jueves se le hizo tan larga como la noche más oscura. El viernes lo dejó todo de lado para entregarse a la nostalgia.
El sábado encendió el móvil con la intención de llamarle y enseguida le entró su mensaje: “Ya no te echo de menos”.
Autora: Ana Tortosa
MARAVILLOSA NUESTRA ANA... MARAVILLOSA, MARAVILLOSA SIEMPRE!!!
ResponderEliminarMaravilloso, verdaderamente maravilloso
ResponderEliminarUn beso para Ana siempre tan estupenda en todo
Gracias, Mayte, Ana.
ResponderEliminarGracias, Fernando.