Me pongo su bombín, su pajarita, uso sus gemelos de plata en ocasiones especiales. Me gusta pensar que él, que ahora es todo huesos y una procesión de gusanos laboriosos, se dejó olvidado en casa lo mejor de sí mismo.
Parece que tiene dos lecturas. Yo no coincido con Marcos. Para mí, el micro tiene un sabor amargo. Desolada condición la del ausente cuyo rastro se minimiza y pisotea. Por lo que fue él, o por cómo es ella... es igual de triste.
Precioso. Probablemente lo dejó olvidado pero en algo más físico que una casa.
ResponderEliminarParece que tiene dos lecturas. Yo no coincido con Marcos. Para mí, el micro tiene un sabor amargo. Desolada condición la del ausente cuyo rastro se minimiza y pisotea. Por lo que fue él, o por cómo es ella... es igual de triste.
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