No era mal tipo. Se contaban entre sus debilidades las raciones de madejas y de criadillas que preparaban todas las tardes en el bar de abajo y las magras con tomate que con tanto esmero le cocinaba su mujer, las cuales ingería con entusiasmo y voracidad, hasta dejar el plato completamente limpio. Llevaba siempre las camisas llenas de manchones y no le importaba bostezar en público sin llevarse siquiera la mano a la boca. Pero siempre cedía el asiento a los mayores en la consulta del médico y se preocupaba de subirse la cremallera del pantalón cada vez que salía del váter. También solía frecuentar el club que había en uno de los bajos de su calle y formaba una pareja estupenda con Manolo Esnaola en las partidas de guiñote que todos los sábados y domingos tenían lugar en el bar de Benito. Pero era un trabajador aplicado y constante, de los que siempre responden cuando el jefe los necesita. Algunas tardes –las menos– bebía más vasos de vino de la cuenta y eso acentuaba su agresividad y su mal carácter. Pero todos los años, por el cumpleaños de su madre, le enviaba un ramo de flores a la residencia y cada semana, religiosamente, le compraba el Diez Minutos a su mujer. Y es que hay cosas por las que, por encima de todo, un hombre merecería ser recordado siempre.
Autor: Carlos Manzano
Por las buenas y por las malas.
ResponderEliminarPor las buenas...
Solo por las malas...
Depende de quien recuerde.
Depende de por cuánto tiempo recuerde el que recuerda.
O de la cantidad de afecto que le tenía el que recuerda.
Sí... no era tan mal tipo.
Relato-balanza.
Un abrazo,
Laura
Quizá no era mal tipo. Quizá no era buen tipo. Quizá haya mala memoria. Quizá no.
ResponderEliminarAbrazos.
No era mal tipo, no. Un producto más de la sociedad actual. Un hombre atento, ingería con entusiasmo todo lo que cocinaba su esposa, las manchas en la camisa no duelen, y sus bostezos en público, pues, no sé, cuando uno vive totalmente reprimido, es tontería reprimir un bostezo de nada. Un hombre educado que cede el asiento a los mayores, de éstos ya no quedan muchos, también dices que se sube la cremallera del pantalón pero no dices si se lava o no las manos antes de salir del aseo, y ese es un factor determinante. Trabajador aplicado y constante, muchos quisieran ser como él. Tomar unos vasos de vino no es nada malo para alguien que ve su vida pasar sin sentido alguno. El ramo de flores a su madre todo un detalle (a mí se me pasan a menudo las fechas esas, y los santos aún más). Y la revista a su esposa, un ejemplo a seguir. Hay hombres que parecen olvidar que tienen esposa e hijos. En cuanto a ser recordado o no, no creo que eso le importe mucho al difunto.
ResponderEliminarDesgraciadamente hay muchas personas que sobreviven como pueden, y me entristece.
Besos, Aniki.
Efectivamente no fue mal tipo. Me gusta eso de que ceda el asiento a los mayores. Todos los que beben demasiado vino son buenos tipos...
ResponderEliminarBuen relato.