Las siete. Dos cafés y una ducha.
Cinco minutos de placer y veinte de prisas. Atasco. Lluvia. Sonrisas. De dientes a ojos. Nada nuevo.
Me pierdo el cielo de las diez, lucho contra cinco infiernos; salto a la comba con mi abuelo. Seis segundos. Suspiro. Sigo.
El corsé me aprieta tanto que me brilla el ombligo. Quince pelos y cuatro pestañas se suicidan sin despedirse.
Inicio. Apagar.
Enciendo un cigarrillo.
Se me cae el libro. Piso la colilla y la dedicatoria. No encuentro la estación de los bostezos de las tres, pero recuerdo quién me enseñó los números.
Hoy le diría que se "lució" conmigo.
Autora: Silberia
Muy original y divertido. Me ha gustado la frase "no encuentr la estación de los bostezos de las tres".
ResponderEliminarInconfundible.
ResponderEliminarEl número como goteo cotidiano.
Laura
Se lució, sin duda.
ResponderEliminarPerfecta sucesión de números en una jornada minuciosa.
Me ha gustado, Silberia.
Besos.