Observaban nubes, mientras sus espaldas descansaban sobre la hierba. Estaban solos. Un torrente se enjaretaba en un cordón blanco y volador para terminar chocando con desorden en un remanso. Sus brazos se rozaron y ella notó cómo se erizaba el vello de su antebrazo. Entonces, le ofreció la palma de la mano y se entretuvo un rato jugando con los dedos de él. Ella miraba una nube con forma de dragón, él tenía cerrados los ojos. Ella algodonó su boca. Él miró los ojos de ella e hizo girar su cuerpo. Avanzaban lentamente el uno hacia el otro cuando el agua del dragón comenzaba a llover. Ella intuyó un ruido extraño, cada vez más fuerte…Sí, era la cerradura. Su mirada se abalanzó sobre su muñeca. El reloj de pulsera marcaba las ocho y media. ¿Cómo no se había dado cuenta? ¡La cena sin hacer! Se enfadará. Desde sus párpados amoratados una gota se precipitó. Ya no llovía. Cerró el libro de un golpe y lo escondió en un cajón. Se puso el delantal. ¡Hola, cariño! Me has pillado entrando en la cocina.
Autora: Laura Gómez Recas
Genial y sorprendente. Además me ha gustado ese toque surrealista del dragón lloviendo agua en lugar de vomitar fuego.
ResponderEliminarCuriosa la cruel realidad sobre la imaginación o el sueño de una lectura que nos absorbe.
ResponderEliminarLa vida es cruel. Injustamente cruel a veces.
Y no sólo por los sueños quemados sino por las personas que acaban convirtiéndolos en pesadillas.
Besos.
Me gusta la forma en que cuentas la triste historia. Ese libro refugio y parapeto de infortunios en el que está todo lo que ella no tiene en la realidad de su vida.
ResponderEliminarUf, me ha gustado.
Un abrazote.
De algunos sueños sería mejor no despertar, sobre todo si se presiente una tormenta devastadora.
ResponderEliminarTriste realidad, a veces.
Mira por donde te leí el micro.
ResponderEliminarNos dejaste en el calor de la lumbre...
" no sólo por los sueños quemados sino por las personas que acaban convirtiéndolos en pesadillas".
Como dice Ybris, lo peor son las personas que nos ocasionan las pesadillas que antes fueron sueños.
Besos: PAQUITA