domingo, 26 de abril de 2009

DEL AMOR A LA AMISTAD





Nuestra relación duró diez años, fue una relación tranquila, tu familia no me aceptaba, no querían a una chica de la ciudad y encima mayor que tú, querían alguien más cercano, a ser posible del mismo pueblo, al final lo consiguieron.
Habíamos prometido no casarnos nunca, tú rompiste la promesa.
Aún así, después de un corto tiempo de transición, pasamos a ser amigos, me contabas los encuentros con tu novia cada vez que viajabas a tu pueblo, yo había aceptado totalmente la situación, tan sólo una vez, al preguntarte ¿qué tal? y tú contestarme, "sobre ruedas", sentí una pequeña punzada en el corazón, pero enseguida pasó.
Una semana antes de irte a tu pueblo para casarte, fuimos a despedirnos a un pub, estuvimos hablando mucho tiempo, y de pronto te echaste a llorar, yo, asombrada y preocupada te dije, por favor, no llores, y para quitarle hierro al asunto continué, van a pensar que te estoy maltratando, dirán ¿qué le estará diciendo al pobre?, en todo caso, la que debería llorar sería yo, tú eres el que vas a casarte.
Seguro que las dos o tres parejas que había en ese momento imaginaron cualquier cosa menos lo que era en realidad. Nunca se pueden sacar conclusiones ni juzgar un hecho aparentemente obvio.
Todos estos años, y son muchos ya, hemos seguido haciéndonos confidencias, contándonos nuestras penas y nuestras alegrías.
Nuestra amistad todavía perdura. Eres mi amigo del alma.


Autora: Luna Domingo




4 comentarios:

  1. Espléndido micro-relato. Me ha hecho cavilar un buen rato. Sólo las mujeres somos capaces de aguantar y entontecernos por amor, pero...
    Felicidades, Luna.

    Besos

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  2. Nunca merece la pena la renuncia.
    Las apariencias... ¿por qué tanta preocupación sobre la opinión de los demás clientes el pub si ellos eran una prueba evidente del "guardar las apariencias"?

    Laura

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  3. Claro. No se puede juzgar porque las apariencias engañan.
    Sobre todo en la boda de nuestros mejores amigos.
    Y, sobre todo, cuando antes se amaron.

    Gracias, Luna.

    Un abrazo, Fernando.

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  4. a veces el amor es imposible de frenar

    un beso

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