NARRADOR DEL MUELLE QUE OBSERVA: Cómo puedes decir que no eres mía, le escupía al oído mientras su miembro se escondía bajo el vestido de viscosa. Las botas de tacón alto golpeaban rítmicamente el contenedor metálico del muelle donde se apoyaba él. Era noche abierta y los ojos verdes de su marinero entendían como nadie el significado de todos y cada uno de sus gemidos. Llegaron al clímax al mismo tiempo en que la Luna brillaba en todo su esplendor.
PUTAREALIDAD: ¿Quiere mi móvil, señora? Ya te he dicho que no. Te buscaré en el bar del muelle, como siempre, si es que me apetece. Por cierto, la próxima vez cuida la entonación de las frases y no te saltes ninguna. Y, por favor, no comas ajo ni cebollas, OK?
Cómo no, "milady".
Será "estirá", pensó el "johnsilver" mientras se ajustaba el paquete de un golpe seco.
Autora : Carlota
Soberbio. El golpe seco lo he encontrado al leerlo. No todo es lo que parece, pensaba mientras me reponía.
ResponderEliminarLaura
Terrible, pero real. Fantástico Carlota.
ResponderEliminarBesos
Muy bueno.
ResponderEliminarLa realidad supera a la imaginación.
Enhorabuena
Buenísimo!!!
ResponderEliminarSi es que la realidad tiene estos golpes secos!!!
M
La realidad a veces es cruda, ¡uf!, demasiado cruda.
ResponderEliminarCuántas veces las cosas no son lo que parecen.
Besos.
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Me ha encantado. Visual, ágil y con el toque de malicia necesario para un buen micro. Es así como uno debe quedarse cuando acaba un canapé: con ganas de seguir comiendo y saboreando su toque agridulce.
ResponderEliminarUn beso, Carlota.
Felicidades para Sarría por este espacio dedicado al cuento.
Yo que he empezado a leerlo con esa copla del marinero añorado
ResponderEliminar"era alto y rubio como la cerveza" uff qué toque de realidad.
Me gustó.
Besos para la autora y para Fernando por esta iniciativa.