Y despertó celebrando su despertar en soledad, descubrió su nueva intimidad con alegría, recordó mágicos y pequeños momentos que la vida le ofreció con generosidad. Un cálido aire emergiendo de la tierra, un micro clima sólo para dos, un momento cómodo y feliz, otro más, uno más. Y supo por fin que otros llegarían, se dejaría llevar esperándolos con serenidad, llegarían para dar seguridad a su desconfiado cuerpo, se precipitó en un mar de deliciosa indiferencia regalando a la vida una sonrisa plena.
Autora: Andrea Paparella
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