sábado, 18 de febrero de 2012

TORPEZAS








Hay dos ángeles en la casa. Ellos ni siquiera se conocen. A veces se preguntan quién dejó el rastro de plumas blancas que queda flotando sobre la cama. O levantan la cabeza sobresaltados, si entre sueños creen escuchar un revolotear de alas. Son dos ángeles de ciudad, sin experiencia, algo asustados porque alguien les ha encargado que vigilen. No lo hicieron muy bien. Un día, la mujer no volvió. Entonces siguieron cuidando de cosas pequeñas. El fuego. Las corrientes de aire. El agua que guardan los grifos cerrados. El ángel blanco teme a los perros y a los armarios abiertos como bocas que bostezan. El ángel negro tiembla si el cielo esconde una tormenta o si ve por un instante su imagen reflejada en un espejo amarillento. A veces pasean como insomnes por el pasillo. Solo entienden la palabra muerte cuando atraviesan, sin saberlo, el cuerpo del otro.




Autora: Patricia Estebán






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