Le dije muchas veces que si no se portaba bien la encerraría en el armario de los Monstruos Oscuros. Lloró durante horas, aporreó la puerta con sus pequeñas manos hasta que se cansó, supuse que se habría quedado dormida y entonces decidí levantarle el castigo. Mi hija ya no estaba sentada entre mis vestidos largos. Y me pregunto quién es, entonces, la niña que me mira desde allí abajo, como un animal regresado del infierno.
Autora: Patricia Estebán
Un relato estremecedor. Un final digno de noche de difuntos.
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