sábado, 10 de septiembre de 2011

UN BUEN MOMENTO















No para de sangrar tumbado en el suelo boca arriba, la vista se le nubla. Piensa que lleva más de veinte años patrullando las calles, ayudando a sus conciudadanos, atrapando malhechores. Su trabajo le hace tener la conciencia tranquila y sentirse orgulloso. Esa entrega ha sido la causante de no haber visto crecer a sus dos hijos y de haber perdido a la mujer de su vida. Pobre Marcela, no aguantó las noches en vela, los avisos de media noche, los sustos y las llamadas desde el hospital. A los desvelos se sumaron los celos, no siempre infundados, y el olor a alcohol que impregnaba el uniforme. Ya sólo le queda su gran pasión: ser policía. El compañero le grita que no cierre los ojos, que aguante, pero Fernando piensa que es un buen momento para morir.






Autora: Anabel Consejo





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