Al atardecer de este día, he cerrado los ojos de la penúltima persona que quedaba viva sobre el planeta. El cielo es naranja y la tierra gris. Comienzo a caminar, mientras dispersas, intermitentes y aleatorias explosiones alivian el silencio de la eternidad.
Autora: Luisa Miñana
Hermoso y triste cuento. Me ha gustado.
ResponderEliminarDebe ser terrible sentirse solo en este mundo.
ResponderEliminarPrecioso Luisa, aunque muy, muy triste.
Un abrazo fuerte.
Me ha encantado la tristeza de este breve relato. También me ha hecho pensar...bastante. Tres líneas geniales.
ResponderEliminarAl paso que vamos acabaremos así.
ResponderEliminarSi me tocara ser el último, más me acogería al silencio de mi propia soledad sonora teñida de recuerdos de amables compañías que a ciertos colores o a ciertos ruidos.
Una belleza de relato sugerente y melancólico.
Besos, Luisa.
El último hombre vivo, como Charlton Heston, o mujer, en este caso. Un Universo para uno solo, la soledad completa.
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Muy bien, Luisa. Ese silencio es el alma del relato.
ResponderEliminarLa fotografía está muy bien elegida: caminando entre la vida y la eternidad... sobre la vía que acota el destino.
Besos, a los dos.
Laura
Luisa... siempre con un nivelazo increíble...
ResponderEliminarMe ha pasado una cosa curiosa, he entendido como si fuera el "septimo" día... no me digas por qué... y me he imaginado a Dios, cerrando por inviable este mundo.
Me perdonarás, porque además no creo yo demasiado en Dioses arrepentidos... pero no lo he podido evitar...
Un beso enorme.
Carmen Vesania.