No he podido regresar a mi habitación y a duras penas puedo recorrer mi casa. Es un rinconcito de mi sofá el que me acoge cuando no estoy en el trabajo. Al trabajo o a mi rincón, a mi rincón o al trabajo. La casa no es mía. Es la casa del tiempo, del recuerdo, de la risa, del juego. Internarme en ella es vivir y añorar.
Me quedaré en mi rincón. Anestesiada, ajena, escondida, silente. Que no me encuentre la casa.
Me quedaré en mi rincón. Anestesiada, ajena, escondida, silente. Que no me encuentre la casa.
Autora: Paloma
1 comentario:
Axfisiante relato, o confesión. Ni una casa, ni una persona, ni nada debería arrinconar así el alma de un ser humano.
Paloma, consigues tu objetivo en cuatro líneas. Entre ellas bailan, como notas de violín, infinidad de sentimientos que afloran en el lector.
Un abrazo,
Laura
Publicar un comentario