Los altavoces sonaban emitiendo el sonido de las rosas que parecían llenar con su aroma toda la habitación. Sus dedos martilleaban el teclado del ordenador con la impaciencia de quien no quiere olvidar nada, en su cabeza se agolpaban pensamientos guardados queriendo salir a la luz. Palabras tras palabras llenaba hojas en blanco de recuerdos acaecidos meses, incluso años atrás.
Todo se puede contar, le dijo alguien una vez. ¿Todo? Ella sabía que no.
Autora : Victoria Salgado
7 comentarios:
De nuevo gracias, fernando, por dejarme ocupar tu espacio y tanto cariño demostrado.
Un beso
Todo, no. ¡Claro que no!
Estupendo, Victoria.
Laura
Hay secretos que se guardan para una misma, (quizás los más dolorosos) hay otros que compartes con alguien que sabes que nunca te fallará como conversaciones a tres,convertidas en secreto solo de dos...vos me entendès.
Un beso Victoria.
No, no se puede ni se debe contar todo...(bueno, quizás a según quién). Un relato muy evocador. Ya me gustaría saber escuchar las rosas como lo haces tú. Enhorabuena.
çok güzel site:)
¡Qué bonita rosa azul! Son mis preferidas. Exacto, creo que no se puede contar todo, de hecho la mayoría no lo hace, pero es de agradecer que lo puedas contar.
(Una rosa que habla :))
El silencio de lo que no se cuenta, cuenta lo que queda en silencio.
Publicar un comentario