La pitonisa se enamoró al primer golpe de vista de aquel hombre tan triste, que tenía más ganas de pasado que de futuro. Por eso no le cobró la consulta de tarot y le regaló una bola de cristal negro, Llévala siempre contigo, le dijo. Ahora, cada vez que el hombre triste se asoma a su porvenir, divisa al otro lado del cristal turbio un rostro de zíngara, con los ojos muy pintados.
Autora: Patricia Estebán
2 comentarios:
Me gusta esta micro,una historia redonda :)
interesante.
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