Empezó el día abrazando un árbol. Quería llenarse de las energías milenarias del bosque. Lo necesitaba para dar el paso que tenía que dar. Se iba a reunir con el que había sido, durante siglos, el enemigo de su pueblo. “Ésta es la única tierra de mi país de la que podrás considerarte propietario”, le dijo al Primer Ministro entregándole un pedazo de turba. Ambos se estrecharon las manos entre sonrisas. Pero, hasta que compartieron unas tazas de té, disfrutando juntos de su aroma, no fueron plenamente conscientes de que, por fin, estaban haciendo la paz.
Autor : Chesús Yuste
6 comentarios:
La tierra, la paz...¿sinónimos?
Delicado y sutil texto.
Saludos
Espléndida paz y duradera.
Ser sólo propietario de las energías milenarias de los bosques.
Y firmarlo con el aroma de un té compartido.
Bello relato.
Abrazos.
Y que dure la paz aunque se acabe el té.
Extraordinario.
Un abrazo.
Gracias, Fernando, por hacerme rescatar este microrrelato que hice hace algunos años. Aunque os pueda resultar un texto extraño, está basado en hechos reales. ¿A que parece imposible contar el proceso de paz de Irlanda del Norte en menos de cien palabras? Pues sí, se puede. Se puede intentar al menos. Aunque prefiero dedicarle bastante más espacio: para eso hice un blog... ;)
Gracias.
Abrazos para tod@s,
Chesús
Eso es turba y lo demás son tonterías.
Me gusta el relato, me gusta Irlanda, me gustan los árboles milenarios y el té, con limón a poder ser.
Kisses,
M
Deberíamos empaparnos más amenudo de las lecciones y energías del bosque. Precioso micro-relato, Chesus, máxime si es real. Enhorabuena.
Besos
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