Y los que intentan ir de duros tienen ese punto de ternura cuando adviertes en sus ojos todo el peso de la duda, del abatimiento. Grandes acumuladores de frustraciones, evitan expresarse por cansancio prefiriendo un silencio que no alivia, más bien todo lo contrario. Y resulta que la fe desaparece rápidamente, la esperanza se desmorona con motivo, basta una mirada, una palabra no dicha a tiempo, un mal gesto, un no cuidar al otro. De pronto lo ves claro y te invade un cruel ramalazo de ira al pensar en tu absurda candidez en este turbio y desangelado mundo. Sonríes disfrutando de tu soledad, arropándote en ella y descubriendo finalmente que a veces, es la mejor compañía.
Autora: Andrea Paparella
2 comentarios:
gracias por regalarnos tan bellas , profundas y veraces letras, besinos de esta amiga admiradora que sin esperar ser molestia se queda en tu morada para deleitarse con ellas.
Me ha encantado. Abrazos.
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