Saldremos besándonos de esa habitación de hotel, borrando a duras penas ese amargo presentimiento. Te habré amado por última vez en el amanecer, desnudo e irreal sobre la cama revuelta.
Después, en la autopista, no dejaremos de recordar que hicimos nuestro el sueño, y regresará de nuevo tu calor a mis labios, como este otoño extraño.
Creo que aceleraré y entraré en cada área de descanso, intentando detener con los coches esta última hora y media de nuestra vida. Me acercaré a ti sonriente, y me mirarás, de esa manera que me pierde desde siempre. Nos beberemos loca y apretadamente, sintiendo tu latido, como Cantábrico revuelto.
Sé que te amaré siempre por cada uno de estos irreemplazables instantes en que fuimos uno sólo, y quizás más si cabe, por cada uno que luchamos por olvidarnos.
Después, zarandeados abruptamente por la realidad, volveremos a subir a nuestros coches, y pagaremos el peaje....
Esta vez, la bifurcación de la autopista al llegar a Zaragoza albergará la respuesta evidente. Extenuados, aprenderemos de nuevo aquel viejo ritual para olvidarnos, trazando con palabras temblorosas esa conocida y estúpida letanía de excusas.
Autora: Mme Pompidou.
Después, en la autopista, no dejaremos de recordar que hicimos nuestro el sueño, y regresará de nuevo tu calor a mis labios, como este otoño extraño.
Creo que aceleraré y entraré en cada área de descanso, intentando detener con los coches esta última hora y media de nuestra vida. Me acercaré a ti sonriente, y me mirarás, de esa manera que me pierde desde siempre. Nos beberemos loca y apretadamente, sintiendo tu latido, como Cantábrico revuelto.
Sé que te amaré siempre por cada uno de estos irreemplazables instantes en que fuimos uno sólo, y quizás más si cabe, por cada uno que luchamos por olvidarnos.
Después, zarandeados abruptamente por la realidad, volveremos a subir a nuestros coches, y pagaremos el peaje....
Esta vez, la bifurcación de la autopista al llegar a Zaragoza albergará la respuesta evidente. Extenuados, aprenderemos de nuevo aquel viejo ritual para olvidarnos, trazando con palabras temblorosas esa conocida y estúpida letanía de excusas.
Autora: Mme Pompidou.
6 comentarios:
Lo pero, sin duda, es pagar el peaje de vuelta a la realidad. Genial. Mis felicitaciones.
A pesar de todo... y de todos los peajes que pagamos entonces y los que no pagaremos jamás por cobardía o decencia, vaya usted a saber... a pesar de todo... fueron 22 horas perfectas..
Gracias Fernando por traerlas a mi memoria..
Un beso.
Mme Pompidou.
Será más honda la extenuación que superficial la letanía de excusas.
Y es que la hondura merece más la pena.
Evocador y sugerente,Mme.
Gracias, Fernando.
Historia de una infidelidad.
Felicidad efímera... es una sensación muy desagradable... Vivir un sueño a medias por voluntad propia.
Mi termómetro anímico ha quedado a bajo cero. Eso es prueba de que está bien escrito.
Enhorabuena.
Laura
A mí me gustaría saber cómo sigue la historia...
Un saludo.
¿La historia?... :-)
buena pregunta, ¿cómo sigue?
no lo sé... a veces pienso que nunca existió, otras que nunca dejará de ser, que hace años que nos trasciende a ambos independientemente de la distancia física que haya, o de lo que nos empeñemos en hacer.
A veces pienso que es irreal de principio a fin... otras, que ha sido lo más auténtico que he vivido nunca.
¿cómo sigue la historia? no la hay... pero sigue, nada ni nadie para nuestra desgracia puede impedirlo. Hace tiempo que lo sé. :-(
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