He regresado. Como casi todos los años. He regresado a ese lugar anclado en el recuerdo desde mi niñez. De veranos casi interminables (los estudiantiles), de sol, de luz, de horarios un poco menos severos. Sólo un poco. Envidiaba profundamente a mis primas, que salían de casa sin hora de regreso.La playa infinita de arenas blancas. Los largos paseos por la orilla. Las dunas y esas plantas que crecen en ellas, con su característico olor. Los chillidos de las gaviotas mezclados con el ruido de las olas al romper. Hmmm... el aroma a mar... Se abren los pulmones. Y la brisa, siempre la brisa enredándose en los pasos, como lo hace el agua, y en la cara, en el pelo. Y cuando no, el nordeste, frío y desapacible.He regresado. Como casi todos los años. Los rostros familiares, un poco más gastados, más arrugados, más viejos. Me impresiona la visión de los estragos que ocasiona el tiempo en ellos. Me transporta de golpe ante un espejo, cual Dorian Gray ante su alma. ¿Por qué me impacta tanto la vejez? Me golpea la cercanía inexorable de la muerte.Hace algunos años que he comenzado a pensar en ella, en la muerte. A tenerla presente en cada pensamiento sobre mis seres queridos. Antes existía, lejana. Existía sin rozarme. Llegó la de mi padre y se quedó conmigo. Llegaron las salidas de mi hijo, las motos, los coches... y se instaló un poco más. Y ahora la pienso en cada rostro que miro y la pienso, a cada instante, en mí.Los abrazos, las sonrisas, la alegría, los "tan guapa como siempre" y los "por ti no pasan los años"... mientras mi mirada se hunde en los ojos profundos de la muerte.
Y quisiera detener el tiempo. Detenerlo para todos porque me da miedo lo que llegará después. Y los abrazo con ternura despidiéndome ya sin que puedan sospechar siquiera lo que yo siento.
Autora: Paloma
4 comentarios:
Y me da miedo la vejez, sí porque suele implicar decadencia..., aunque siempre. El tiempo, ese maldito que juega, que cuando quieres deterlo pasa y cuando quieres que pase de detiene.
Me gusta la cadencia de tus palabras.
Por cierto, la foto, ummm, ¿me encanta! Me recuerda a mi paraíso, al que volveré pronto
:) Reina
Un miedo muy inquietante que siempre he tenido presente el de la muerte. Deliciosamente decadente, estoy con reina.
¡Qué bien, Paloma!
La sensación del regreso al lugar de siempre... el retorno anual que se repite desde la niñez. Y, un día, te das cuenta de que el lugar es el mismo, pero el paisaje humano ha cambiado. Tú has cambiado.
En ese momento, la muerte es protagonista.
Un abrazo,
Laura
Mis disculpas para todo por el tiempo que ha transcurrido hasta mi respouesta. No dispongo apenas de él, sólo a rachas, como casi todos.
Reina Muchísimas gtracias por tu comentario. Fueron palabras que nacieron de mí. con esa cadencia natural, no trabajada. Gracias por entenderme, por comprender.
Dana El miedo a la muerte no siempre ha vivido conmigo, sólo cuando he sido consciente de que la Señora existe, se ha hecho fuerte en mí.
No estoy segura de comprender ese adjetico "decadente", no sé si se refiere a mi texto o a mi modo de sentir.
LAURA Sí, yo he cambiado por eso lo veo distinto y cambiado.
Gracias a las 3 por comprender y compartir. Besos.
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